+ 20 noviembre + La guerra de papá +

* Día Universal del Niño *





La guerra de papá

Año: 1977. Duración: 96'. Edad: A. Dirección: Antonio Mercero. Intérpretes: Lolo García (Quico), Teresa Gimpera (Mercedes) Hñector Alterio (Pablo), Verónica Forqué (Vitora).

Argumento

Quico, un niño de cuatro años, hace toda clase de travesuras para no perder la atención de sus padres, ahora que ha nacido una nueva hermana. La historia de una familia acomodada, vista a través de los ojos inocentes de un niño de cuatro años. Sus problemas cotidianos: las discusiones entre la madre y un padre autoritario; tres hermanos mayores que comienzan a despertar a la vida; y uno más de siete, que junto a Quico inventa constantemente diabluras.

Fragmento

(3 min./37:32-40:32; DVD.cap.4)
Discusión de los padres a través del niño de cuatro años.

Para iniciar el debate

¿Qué ocurre en este fragmento?
¿De qué discuten el padre y la madre?
¿Por qué se lo explican a Quico?
¿Entiende el niño algo de lo que le dicen?
¿Qué es lo único que le interesa a Quico?

Guía para el debate

  • Dia Universal del Niño (20 noviembre). Se conmemora la aprobación pòr la ONU de la Declaración de Derechos del Niño de 1959.
Antes de la proyección
  • Vocabulario y localización espacial.
Después de la proyección
  • Preguntas para iniciar el debate
Actividades paralelas
  • Trabajar estrategias para defender una idea sin necesidad de discutir.


Texto del fragmento
—¿Traigo un poco de leche, señora?
—No. Gracias, Vítora.
—¿Qué quieres?
—Mamá, la Vito ha dicho leche.
—En esta casa son muchos los que dicen cosas inconvenientes. Luego nos extrañamos de que los niños hablen lo que no deben.
—¿Me pones un disco, papá?
—¡Más discos! ¿Te parecen pocos discos? Mira, Quico en este mundo cada cual tiene su disco y el que no lo toca revienta, ¿comprendes? Pero eso no es lo malo, hijo. Lo malo es cuando uno no tiene disco que tocar y se conforma con repetir como un papagayo el disco que ha escuchado toda su vida, ¿comprendes?
Quico, hijo mío. Si en esta vida ves antes la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio, serás un desgraciado. Lo primero que has de aprender en este mundo es a ser imparcial y lo segundo a ser comprensivo. Hay hombres que creen representar la virtud y todo lo que se aparta de su juego de ideas supone un atentado contra unos principios sagrados, ¿me comprendes, hijo?
—Sí. ¿Estás enfadado?
—¿Enfadado yo? ¿A santo de qué? Lo que a mí me duele... ¿Qué edad tienes tú?
—Tres. Pero voy a hacer cuatro. ¿Me vas a regalar un tanque el día de mi santo?
—Sí, claro, naturalmente. Pero ahora escucha Quico, esto es muy importante. Aunque a tu edad no acabes de entenderlo. Lo que a mí me duele es que, siendo un hombre positivamente honrado, alguien venga a poner en duda la honradez de mis ideas. Si yo soy honrado, mis ideas serán honradas, ¿no es así?
—Sí.
—Por el contrario, si soy un tipo torcido, mis ideas serán torcidas, ¿comprendido?
—¿Y me vas a comprar un tanque?
—Claro que sí. Lo malo es si alguien piensa que al regalarte un tanque te estoy inculcando sentimientos belicosos. Hay personas que prefieren hacer de sus hijos unos entes afeminados antes de verles agarrados a una metralleta, como hombres.
—Quico, hijo. A palabras necias, oídos sordos.
—El día que te cases, Quico, lo único que has de ver es que tu mujer no tenga la pretensión de que piensa.
—En el mundo, Quico, hay personas absorbentes que creen que sólo lo suyo merece respeto.
¡Huye de ellas como de la peste!
—¡La mujer en la cocina, Quico!
—¡Quico, hijo, las bestias no deberían vivir en el asfalto!

—Hazme este favor hijito. Ve y di a tu madre que se vaya a freír puñetas. ¡Díselo!

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